CENTROAMÉRICA ANTE LA CRISIS

03/agosto/2009

FORTALECER LA CONFIANZA Y CONSOLIDAR LAS ECONOMÍAS ES CLAVE PARA SUPERAR LA CRISIS

Centroamérica está sufriendo los embates de la crisis económica mundial, y los encargados y analistas de las políticas públicas analizan y debaten los cursos de acción para paliar sus efectos. El jueves pasado, la Dirección General de Investigación de la Universidad de San Carlos y el Foro Permanente de Partidos Políticos organizaron un seminario sobre la crisis económica mundial y sus efectos en Centroamérica, en el cual tuve el honor de participar como panelista.

Una de las principales lecciones del seminario fue que la crisis internacional afecta a los países centroamericanos de maneras diferentes. El Salvador (por sus exportaciones, sus remesas y su dolarización) y Costa Rica (por la inversión extranjera, el turismo y sus exportaciones) son muy vulnerables a los vaivenes estadounidenses, lo mismo que Honduras que, además de sus problemas estructurales, es altamente dependiente del financiamiento externo. Guatemala, aunque menos vinculada al gigante del Norte, sufre ya una importante desaceleración. El principal problema es que la enfermedad viene de afuera y resulta difícil aplicar remedios caseros.

Para enfrentarlo, debe tomarse conciencia de que, en su origen, la crisis mundial se alimenta de una pérdida de confianza, primero, en el sistema financiero y, luego, en la capacidad del aparato económico para producir ingresos; se configura un círculo vicioso en el que la desconfianza reduce la inversión, lo que limita la capacidad de producción y genera más desconfianza. Por ello, cualquier plan anti-crisis debe centrarse en la recuperación de la confianza de los ahorrantes, inversionistas y consumidores.

La crisis es, por definición, temporal. Por ende, antes de pretender soluciones poco realistas ante lo inevitable, las políticas públicas deben centrarse en preparar las condiciones que nos permitan ingresar fortalecidos a la siguiente etapa de recuperación económica mundial, lo que requiere, primero, de no cometer errores que agraven las debilidades de nuestras economías sino que, al contrario, de consolidar las fortalezas y potencialidades que cada economía tiene.

Así, Guatemala debería centrarse en preservar una política fiscal cauta y un manejo adecuado de las reservas internacionales, así como en evitar la confrontación política y orientar el gasto público hacia la infraestructura productiva. El Salvador debería resguardar su buena imagen de transición democrática y evitar la polarización para obtener los recursos financieros que requiere urgentemente su régimen de dolarización. Honduras debería, cuanto antes, encontrar una solución a sus problemas políticos, centrarse en explotar su potencial turístico y flexibilizar su política fiscal y monetaria para reducir su dependencia del financiamiento externo. Costa Rica, aprovechando su fortaleza institucional y social, debería reducir su nivel de dolarización financiera que la hace vulnerable a los shocks externos, y fortalecerse fiscalmente para darle sostenibilidad a sus políticas sociales. Nicaragua, finalmente, debería centrarse en rescatar sus instituciones democráticas y sus frágiles finanzas para poder seguir contando con el apoyo necesario de la comunidad internacional.

No se trata de aplicar grandiosas medidas ni remedios mágicos, sino de capear el temporal con inteligencia y visión de futuro.

La crisis es temporal; la clave está en prepararse para la recuperación con políticas prudentes y estratégicas

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