LA FRANJA SÍ, PERO NO ASÍ

10/agosto/2009


LA FALTA DE RIGOR EN LA LICITACIÓN AMENAZA CON COMPROMETER UN PROYECTO CLAVE PARA EL PAÍS

A finales de junio pasado, el Vicepresidente Espada dio declaraciones a algunos medios de comunicación sobre el análisis que dijo haber realizado, con los ministros de Finanzas y de Comunicaciones, respecto del proceso de contrato para la construcción de la carretera de la Franja Transversal del Norte, y de cuyo resultado surgió la recomendación (mas no la orden) de repetir la licitación de dicha obra. En las noticias publicadas al respecto no se abundó sobre las razones en las que el alto funcionario basaba su recomendación que resultaba, cuando menos, desconcertante.

Cuando se analizan los detalles del referido proceso y las recientes decisiones legislativas respecto del mismo, el desconcierto se troca en preocupación por el descuido y falta de rigor (como mínimo, para no ser mal pensados) con que se ha manejado el asunto. Como se recordará, el proceso de licitación del proyecto se realizó en 2006 y resultó adjudicada la única empresa (Solel Boneh) que entonces mostró interés dadas las características y condiciones que rigieron la licitación. Entre esas condiciones se incluía que la compañía que resultara favorecida en la licitación debería hacerse cargo de obtener el financiamiento correspondiente. Durante los últimos meses, el Congreso de la República estuvo discutiendo un proyecto de ley que modifica esas características y condiciones; por ejemplo, se modifica la indicada cláusula referente al financiamiento, introduciendo la adquisición de deuda por parte del Estado con el BCIE (a una tasa de interés bastante elevada, por cierto, quizá para cubrir los riesgos de un proyecto que ni siquiera tiene definida la totalidad de trazos donde se construirá), además de introducir cláusulas que permiten que el Estado le otorgue anticipos al constructor y una mecanismo que favorece a éste cuando ocurran alzas en los costos de construcción.

El proyecto de la Franja Transversal del Norte merece transparencia y las mejores condiciones para garantizar su éxito

Estas cláusulas introducen condiciones muy distintas a las que rigieron la licitación de 2006, por lo que, cae de su peso, deberían generar una repetición del proceso a fin de que todos los constructores potencialmente interesados puedan participar en igualdad de términos dentro del nuevo marco de referencia para la ejecución del proyecto. Sin embargo, lejos de ello, la semana pasada el Congreso aprobó (en medo de las bullas de la aprobación de los bonos y de las leyes de la CICIG) dichas modificaciones incluyendo una que, para más inri, indica que la adjudicación realizada en 2006 continúa siendo válida, pese al cambio en las reglas de juego.

Es una lástima que los diputados no hayan tomado en cuenta la acertada sugerencia que hace mes y medio les hiciera el Vicepresidente Espada, en cuanto a que lo más conveniente era repetir la licitación, aunque se atrasara algunos meses el inicio del proyecto. La Franja es una obra de infraestructura de especial importancia porque, por una parte, podía haber sido un ejemplo de cómo llevar a cabo un proyecto de alianza público-privada y, por otra, porque tiene un alto potencial de repercusión en el desarrollo económico y social de una de las zonas más abandonadas de Guatemala. Un proyecto tan bueno para el país merece llevarse a cabo mediante las normas más estrictas de calidad, probidad y transparencia. Ojalá pueda enderezarse el rumbo.

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