CONSEJOS DE UN ESTADISTA
16/octubre/2007
EL ÉXITO DE LOS PACTOS NACIONALES Y DEL DESARROLLO DEPENDE DE CONSENSOS CLAROS, UN ESTADO EFICIENTE Y LA CONFIANZA EN LAS CAPACIDADES DEL PAÍS
Hace algunos días, tuve el honor de asistir a un desayuno en el que Felipe González (Presidente de Gobierno de España de 1982 a 1996) se dirigió e intercambió opiniones con un distinguido grupo de guatemaltecos respecto de su experiencia política, particularmente en el tema de pactos nacionales y gobernabilidad. En esa ocasión, propiciada por el Encuentro Nacional de Empresarios –ENADE-, el Presidente González compartió durante casi dos horas un sinnúmero de anécdotas, vivencias y lecciones extraídas de sus años de actividad opositora y de ejercicio del poder. Aunque fue explícito en que no pretendía dar ningún consejo ni sobrevalorar sus logros, es justo reconocer que dijo tantas cosas relevantes, y tan bien dichas, que merece la pena dejar constancia de algunas de ellas que tienen pertinencia para la actualidad guatemalteca.
No es el árbol lo que hay que repartir, sino los frutos que genera, cuidándolo y haciéndolo crecer
Respecto de los grandes pactos nacionales, o acuerdos multipartidarios, dijo que los mismos debían centrarse en un número reducido de temas prioritarios (pues si son demasiados dejan de ser prioridades) que se conviertan en políticas de Estado respecto de las cuales, estén o no definidas al detalle, exista un consenso general. Si bien indicó que era fundamental plasmar dichos consensos en un pacto y ponerlos en marcha, era aún más importante darles acompañamiento y seguimiento, para lo cual es esencial que los actores involucrados (partidos políticos, empresarios y sociedad civil) estén convencidos de su propio rol como protagonistas del destino del país.
En cuanto a las leyes necesarias para gobernar, indicó que éstas, por sí mismas, no cambian la realidad, pues las leyes sólo son de utilidad si existe certeza de que van a aplicarse. Al respecto citó el consejo de Don Quijote a su escudero cuando éste se disponía a gobernar la Ínsula Barataria: “Pragmáticas leyes, pocas y que se cumplan”.
El Presidente González señaló que un gobierno inteligente sabe que la producción la genera el sector privado y que, en consecuencia, el rol del Estado es el de ejercer el poder regulatorio y propiciar que las reglas de juego se respeten. Advirtió, sin embargo, del riesgo de explosiones sociales que pueden producirse cuando el mayor nivel de ingresos generado por el modelo económico no se redistribuye más equitativamente. Aclaró, eso sí, que lo que hay que redistribuir no es la riqueza, sino el excedente que ésta genera, lo cual expresó en términos metafóricos diciendo que no es el árbol lo que hay que repartir, sino los frutos de un árbol que hay que saber cuidar y hacer crecer. Para ello, indicó, se precisa de un Estado que a la vez sea ágil y fuerte, al que se refirió como “el Estado tipo Chica de Ipanema”: no le sobra ni un gramo de grasa, pero no le falta ni un músculo bien puesto en su lugar.
Uno de los mensajes con los que concluyó su alocución fue que, una vez definidas y consensuadas las prioridades del Estado, el éxito de su aplicación radica en que el país crea en sí mismo, eleve su autoestima y confíe en sus capacidades, convencido de que sus ciudadanos lo son también del mundo, ni mejores ni peores: entonces el país comprobará que el progreso es posible. Ojalá que algún día Guatemala tenga esa convicción.