UNA SOCIEDAD SIN LIBROS

20/abril/2009


FOMENTAR LA LECTURA ES CLAVE PARA EL DESARROLLO Y LA DIVERSIDAD INTELECTUAL

La idea de una sociedad en la que no existan los libros fue planteada por Ray Bradbury en su novela de anticipación social “Farenheit 451”, en 1953. En la sociedad futurista visualizada por Bradbury se considera que la lectura, promotora de la reflexión y los cuestionamientos, es un acto antisocial que debe erradicarse y sustituirse por formas de entretenimiento menos peligrosas, tales como la televisión proyectada en enormes pantallas de pared (premonitoriamente similares a los reproductores de plasma y de LCD de nuestros días). Desde entonces se ha temido que, como en “Farenheit”, las propiedades hipnóticas de la televisión conviertan a los ciudadanos en zombis intelectuales que abandonen paulatinamente la aventura de leer.

En la práctica, afortunadamente, la televisión nunca logró desplazar a la lectura como medio de aprendizaje, entretenimiento e inculturación; y, si alguna vez la tele amenazó con hacerlo, tal amenaza ha quedado aplacada con la aparición y rápida difusión de la internet: la red informática no inunda unilateralmente al espectador pasivo con imágenes y sonidos prefabricados sino que, al contrario, estimula al usuario a pensar, a investigar, a reflexionar, a elegir y a leer. Quizá la internet cambie la manera en que escojamos, adquiramos y leamos nuestros libros --pues ahora se puede saber de antemano la opinión de otros lectores y hacer un sinfín de comparaciones-, pero no constituye una amenaza real a la práctica de la lectura.

La verdadera amenaza radica en otro aspecto que también subyace en “Farenheit”: que la pérdida de valores de la sociedad la conduzca a un estado de anemia intelectual o de estandarización ideológica donde las minorías pensantes o diferentes son no solo rechazadas, sino discriminadas o hasta castigadas como sucedió en la Alemania Nazi o durante el McCarthyismo en que Bradbury escribió su novela. Para evadir ese peligro, aún latente en nuestra sociedad, es necesario fomentar y difundir la práctica de la lectura.

La lectura no solo es una fuente de conocimiento, sino un escudo contra la estandarización ideológica

Son significativas, por tanto, las diversas iniciativas ciudadanas que procuran incentivar la lectura en el país. Es bienvenida también la implementación de programas de animación a la lectura como “Mochilas Viajeras”, promovido por la cooperación española en Guatemala. Pero más importante aún debería ser la existencia de una política estatal para el fomento del libro y la lectura, que son los canales básicos de transmisión del conocimiento y de la cultura y que, como tales, son una fuente de desarrollo socio-económico, así como un camino limpio para la construcción de una ciudadanía responsable y participativa.

Es preciso emprender un esfuerzo gubernamental, con participación del sector privado y de la sociedad civil, que procure que Guatemala sea cada día más un país de lectores, haciendo de la promoción de la lectura una tarea nacional que eleve los hábitos lectores y que apoye la producción y comercialización del libro, en el marco de una política nacional articulada e integral. Este 23 de abril, día Internacional del Libro, nos invita a creer en que la lectura nos hará crecer humana, cultural y económicamente, pues es un factor clave de desarrollo que, además, favorece la integración social y una mejor calidad de vida.

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