EL DÓLAR Y LA PAX AMERICANA

04/agosto/2008

LA DEPRECIACIÓN DEL DÓLAR AMERICANO PODRÍA SEÑALAR EL FIN DE LA PAX AMERICANA

En el período de máximo esplendor del imperio romano, conocido como Pax Romana, el denario era la moneda que regía las transacciones comerciales del mundo conocido. De manera similar, en el Siglo XIX, el dominio de la libra esterlina definió el período de Pax Britannica cuando Inglaterra alcanzó el clímax de su hegemonía económica y política en el mundo. Durante el Siglo XX la fortaleza del dólar estadounidense representó en gran medida el apabullante dominio de los Estados Unidos en materia de economía y política internacional. Desde 2002, sin embargo, el dólar ha perdido más de la cuarta parte de su valor en comparación con las monedas de sus principales socios; ¿significará esto el principio del fin de la Pax Americana?

Varios analistas estadounidenses han mantenido desde hace tiempo que la depreciación del dólar es positiva porque, al hacer más atractivas las exportaciones y desincentivar las importaciones, ayuda a reducir el déficit comercial estadounidense y a fomentar su producción. Sin embargo, otros analistas, como el propio presidente de la Reserva Federal (banco central) estadounidense, ven en la debilidad del dólar una creciente amenaza inflacionaria que, además, se contagia al resto del mundo, entre otras razones, porque el precio del petróleo (que se cotiza en dólares) se magnifica con la caída de la divisa americana.

La única ocasión desde hace un siglo en la que el dólar perdió brevemente su hegemonía fue durante la gran depresión de inicios de los 1930, merced al pésimo manejo de la política macroeconómica de la época. Curiosamente, los problemas actuales del dólar son también consecuencia, en gran medida, de dos malas decisiones de política económica: el irresponsable descuido del déficit fiscal estadounidense (alimentado por las políticas belicistas del presidente Bush) y las drásticas reducciones de la tasa de interés (que pretenden moderar la inevitable desaceleración económica y darle liquidez al golpeado sistema financiero). Ambas decisiones tienen impactos sensibles a nivel global.

La pérdida de hegemonía de una moneda es un proceso relativamente lento

La prolongada depreciación del dólar no sólo afecta a los exportadores (negativamente) e importadores (positivamente) de los socios comerciales de Estados Unidos, sino que afecta las relaciones geopolíticas, especialmente si se toma en cuenta la posibilidad de que el dólar siga perdiendo gradualmente su rol de moneda de reserva mundial. En efecto, si bien desde el punto de vista del mercado de productos la caída del dólar beneficie a la balanza de pagos estadounidense, desde el punto de vista de los mercados financieros se ve que los activos denominados en dólares están siendo sustituidos por activos en otras monedas. Invertir hoy en valores dolarizados tiene una desventaja doble, pues no sólo rinden menos intereses que los activos denominados en otras monedas, sino que pierden valor en la medida en que se devalúa el dólar.

La pérdida de hegemonía de una moneda es, empero, un proceso relativamente lento, por lo que aún estamos lejos de presenciar el desplazamiento del dólar como moneda dominante. Además, las erróneas políticas fiscales y monetarias que podrían acelerar su debacle habrán de terminar en enero de 2009, cuando la Casa Blanca cambie de inquilino.

Anterior
Anterior

¿NOS IMITAN EN COREA?

Siguiente
Siguiente

LA BUROCRACIA