UNA HISTORIA EJEMPLAR

02/octubre/2007


LOS PACTOS DE CONSENSO Y LA CAPACIDAD DE TRANSIGIR SON FUNDAMENTALES PARA GARANTIZAR LA ESTABILIDAD POLÍTICA Y EL DESARROLLO ECONÓMICO DE UN PAÍS

Por estos días se cumplen 30 años de haberse producido uno de los hitos más notables en la historia reciente de la democracia occidental. En octubre de 1977 se firmaron en España los Pactos de La Moncloa, que fueron un acuerdo nacional suscrito por todos los partidos políticos con representación en el parlamento español. Estos pactos coronaban una difícil transición política iniciada en noviembre de 1975 con la muerte de Francisco Franco, férreo dictador durante casi 40 años. El legado del decrépito régimen franquista era un país poco desarrollado, en seria recesión económica, con fuerte desequilibrio externo y creciente inflación. Los Pactos de La Moncloa fueron el instrumento que evitó, nada menos, lo que en su momento parecía el inminente colapso económico y político de España.

Con La Moncloa ninguno ganó, excepto España

El consenso logrado en La Moncloa en el ámbito político (plasmado en el Programa de Acción Jurídica y Política) significó la reforma institucional que permitió la cimentación de un avanzado régimen democrático. En el área económica, las acciones y sacrificios consensuados (en el Programa de Saneamiento y Reformas de la Economía), orientados a contener la inflación, reducir el déficit fiscal, moderar las demandas laborales y empresariales, flexibilizar la economía y dinamizar la producción, abrieron el camino a la exitosa inserción de España en la Comunidad Europea. En los siguientes 30 años, los españoles emergieron de una dictadura oscurantista y han logrado construir un país pujante, una economía exitosa y una democracia efectiva. Quizá ningún otro país en la historia de Europa haya logrado tanto, en tantos frentes simultáneamente, en tan poco tiempo.

Uno de los artífices de esa historia ejemplar, Felipe González, estará en Guatemala para compartir el día de mañana su experiencia ante el Encuentro Nacional de Empresarios –ENADE-. El ex-presidente del gobierno español pertenece a la excepcional generación de líderes y estadistas que hicieron posible la Transición española. Líder, entre otras razones, porque consiguió transformar y modernizar a su Partido Socialista Obrero Español, trocando las ansias de reivindicación y venganza acumuladas durante la dictadura, en propuestas de reconciliación y justicia. Hombre de Estado, porque supo en los momentos críticos anteponer los intereses de la nación a los intereses partidarios: él y los líderes de los demás partidos políticos supieron plasmar en los Pactos de La Moncloa su decisión de ceder y transigir en aras del bien común. Con La Moncloa ninguno ganó, excepto España.

He aquí la lección, o más bien la aspiración, para nuestros líderes y políticos: los pactos y acuerdos deben servir para contribuir a la gobernabilidad y al desarrollo integral del país, no para repartir poder o privilegios. Los Acuerdos de Paz, la Agenda Nacional Compartida o el Plan Visión de País son pactos políticos que deben servir, interpretados así, para el progreso de nuestra nación. Algunos historiadores afirman que los Pactos de La Moncloa se inspiraron en la frase “o los demócratas acaban con la crisis española o la crisis acaba con la democracia”; en todo caso, esa frase tiene plena validez en la Guatemala de aquí y ahora.

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