CORRUPCIÓN Y SUBDESARROLLO
9/junio/2008
LA VACUNA CONTRA LA CORRUPCIÓN
El reciente escándalo financiero en el Congreso de la República pone de nuevo en evidencia la precariedad de nuestras instituciones públicas, su inexplicable falta de procedimientos reglamentarios, la fragilidad de la Contraloría y la inadecuada actitud de la sociedad misma de cara a la corrupción que corroe al Estado. Esta situación es grave no solo desde el punto de vista moral o de los costos financieros en que incurre el fisco; también lo es porque la corrupción constituye un elemento clave de un círculo vicioso que mantiene al país sumido en el subdesarrollo. Diversos estudios y comparaciones internacionales demuestran que en los países pobres el subdesarrollo y la corrupción se refuerzan mutuamente. En Guatemala, los indicadores disponibles señalan un deterioro en el control de la corrupción en los últimos años y colocan al país entre los más corruptos del continente americano.
Una forma evidente para combatir las prácticas de peculado y malversación pública es el fortalecimiento de las instituciones de fiscalización, especialmente de la Contraloría de Cuentas, siguiendo el modelo de muchas naciones cuyo ente contralor goza de amplia credibilidad y respeto en todos lo ámbitos sociales. Singapur, por ejemplo, logró disminuir radicalmente la corrupción mediante una serie de reformas institucionales emprendidas desde la década de 1960. Sin embargo, para que este tipo de reformas tenga éxito es imprescindible que exista una sólida voluntad política de impulsarlas. Paradójicamente, es muy difícil pretender que tal voluntad política surja de un sistema político enfermo de corrupción. Por ello es necesario también combatir la corrupción mediante el fortalecimiento de la capacidad de los ciudadanos y sus organizaciones para dar seguimiento y auditar socialmente el peculio público. La presión social y la vindicta pública pueden convertirse en un instrumento eficaz para controlar la corrupción y para forzar el surgimiento de la voluntad política que procure fortalecer las instituciones de fiscalización.
La reforma institucional y la presión ciudadana son la vacuna contra la corrupción. Guatemala necesita una inoculación urgentemente
Actualmente, la presión social contra la corrupción en Guatemala es débil porque los ciudadanos no se implican en su combate y carecen de las capacidades requeridas para monitorear y pedirle cuentas al gobierno. No son pocos los guatemaltecos que consideran normal enrolarse en una campaña electoral con el propósito de obtener un “hueso” en la administración pública desde donde hacer “negocios” para enriquecerse rápidamente. Resulta urgente incluir en los programas de educación masiva elementos de ética y de participación ciudadana que permitan a la gente involucrarse en el seguimiento de la administración pública. También es importante el mercadeo social, con el apoyo de la empresa privada y las organizaciones de la sociedad civil, para construir conciencia ciudadana sobre la inaceptabilidad de la corrupción.
También se requiere dotar a la ciudadanía de la principal herramienta que posibilite dicho involucramiento: la información. Esto demanda medidas que obliguen a las entidades estatales a publicar sistemáticamente su información (vía Internet, por ejemplo) y un marco legal que asegure el acceso a la información pública.
La reforma institucional y la presión ciudadana son la vacuna contra la corrupción. Guatemala necesita una inoculación urgentemente.