DESACELERACIÓN O RECESIÓN
28/enero/2008
LA POSIBLE RECESIÓN EN ESTADOS UNIDOS GENERA INCERTIDUMBRE MUNDIAL Y OBLIGA A GUATEMALA A FORTALECER SU ESTABILIDAD ECONÓMICA Y SU CAPACIDAD DE RESISTIR CHOQUES EXTERNOS
La prudencia económica es el mejor antídoto contra la incertidumbre global
Dice un viejo chiste que cuando su vecino pierde el empleo, es porque existe desaceleración económica; si el que pierde el empleo es usted, entonces hablamos de recesión económica; pero si además de perder el empleo usted es economista, entonces lo que existe es depresión económica. La broma viene al caso porque, además de contener cierto grado de verdad, ilustra la ausencia de una definición precisa de la situación económica que se ha registrado alrededor del mundo, en particular en los Estados Unidos, en las últimas semanas. Muchos analistas han considerado que los problemas en las bolsas de valores mundiales en días recientes obedecieron a una pérdida de confianza de los inversionistas ante una inminente recesión en los Estados Unidos, lo cual persuadió a la Reserva Federal (banco central estadounidense) a acordar una temeraria e inusual reducción del las tasas de interés y a apoyar un paquete de estímulos fiscales con el fin de evitar (o al menos moderar) tal recesión. Lo cierto es que estamos en un período de plena turbulencia en el que resulta muy prematuro concluir que existe recesión o cuán profunda será ésta. El Fondo Monetario Internacional –FMI- ha dicho que descarta (al menos en 2008) una recesión en los Estados Unidos, al tiempo que las bolsas de valores han detenido su caída y muestran cierta recuperación.
En nuestro medio preocupa el impacto que la posible recesión estadounidense pueda tener sobre nuestra economía. Al respecto, el FMI ha estimado que dicho impacto es menos que proporcional: por cada 1% de reducción en el crecimiento económico estadounidense, la economía guatemalteca reduciría su crecimiento en 0.3%. Esto quiere decir que si, cuando se creía que la economía estadounidense crecería 1.9% en 2008), se estimó un crecimiento para Guatemala de 5.3%, si aquélla registrara una recesión leve (digamos, con un decrecimiento de 1%), la economía guatemalteca aún crecería en 4.4%. Malo, pero no tanto. En todo caso, las perspectivas son aún inciertas, con la proyección de un menor crecimiento económico mundial y una posible caída en los precios de los productos primarios (que constituyen un porcentaje importante de nuestras exportaciones). Ello llama a la prudencia en las políticas públicas y a apuntalar aquellas que propicien la estabilidad y permitan una mejor absorción de los choques externos.
A nivel internacional, la volatilidad financiera de inicios de 2008 demuestra la confusa interrelación que existe entre los mercados de valores y la actividad económica: ¿fueron las expectativas recesivas las que ocasionaron la caída en las bolsas? ¿o fue el nerviosismo bursátil (causado tal vez por el gigantesco fraude al banco Société Générale) lo que deterioró las expectativas?. En los Estados Unidos, los riesgos parecen estar apuntando más hacia los años 2009 y 2010, cuando se aprecie el resultado de las medidas de política económica que se están adoptando hoy. Será entonces cuando sepamos si el agudo relajamiento monetario y fiscal que ahora se está fraguando no va a generar un efecto similar al que tuvieron ese tipo de medidas durante la última recesión en 2001, cuando se empezaron a inflar tanto los mercados hipotecarios de vivienda como el crédito bancario que, a fin de cuentas, fueron los que, al desinflarse, provocaron la situación actual.