Y EN ENERO, EL “CÓMO”

11/septiembre/2007


EL ÉXITO DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS ESTÁ DETERMINADO TANTO POR EL QUÉ COMO POR EL CÓMO SE DISEÑAN, ACUERDAN Y EJECUTAN

Durante la campaña electoral la mayoría de contendientes puso sobre el tapete, con distintos grados de profundidad, sus ideas sobre qué hacer para enfrentar los problemas nacionales. Más escasos, en cambio, fueron los planteamientos concretos acerca de cómo hacerlo, lo cual no debe extrañarnos pues, en la práctica, la formulación de políticas públicas suele ser un proceso complejo en el que interactúan múltiples factores e intervienen gobernantes, partidos políticos, ciudadanos organizados, empresarios y personalidades influyentes, en el marco de las instituciones y costumbres políticas del país. Sin embargo, para el éxito de las políticas públicas el “cómo” (es decir, el proceso de propuesta, discusión, aprobación y ejecución) es tan importante como el “qué” (el contenido específico).

Un buen gobierno requiere fidelidad a su objetivo y conocimiento de los medios para alcanzarlo

En general, los planes de gobierno de los partidos con más votos en el actual proceso electoral, si bien guardan diferencias que reflejan los idearios partidarios, presentan varias similitudes en cuanto al diagnóstico de la situación y al planteamiento de medidas de gobierno, pues construyen sobre la base de acuerdos interpartidarios alcanzados previamente (como la Agenda Nacional Compartida y el Plan Visión de País). Lo anterior, si bien es positivo pues deja vislumbrar cierta continuidad en la aplicación de políticas de Estado, pone de manifiesto la clave del éxito del nuevo gobierno, quienquiera que sea, estará en la forma en que interactúe con el contexto institucional, político y cultural del país al aplicar tales políticas. De ese “cómo” dependerá que las políticas de gobierno sean efectivas, es decir, que puedan adaptarse a los inevitables cambios de las circunstancias externas, que puedan hacer cumplir coordinada y eficazmente los lineamientos emanados del Congreso o del Ejecutivo, y que puedan centrarse en buscar el bien común.

En su informe del Progreso Económico y Social en América Latina (2006), el Banco Interamericano de Desarrollo –BID- analiza este tema y evidencia que la calidad de las políticas públicas depende en gran medida del proceso político mediante el cual se debaten, acuerdan e implementan. El BID llama la atención sobre los peligros de pretender aplicar políticas basadas en recetas universales o en grandes generalizaciones ajenas a la realidad local, y señala que es mejor tener políticas que, aunque no sean teóricamente óptimas, gocen de credibilidad y se apliquen de manera eficiente.

Otro aspecto fundamental para el éxito de las políticas públicas es la eficacia de los procesos políticos, lo cual requiere de partidos políticos bien institucionalizados, una legislatura capaz de elaborar políticas nacionales, un poder judicial eficaz y una administración pública desarrollada. Tener estas instituciones, evidentemente, toma tiempo y requiere que el quehacer político se enaltezca y responda a los incentivos adecuados, lo cual pasa por contar con liderazgos funcionales y visionarios.

Lo dijo James Madison: “Un buen gobierno supone dos cosas: primero, fidelidad a su objetivo, cual es la felicidad del pueblo; segundo, el conocimiento de los medios para alcanzar ese objetivo”.

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